Málaga CF 2 – 0 FC Oporto: ¡Málaga es de Champions League!
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Homenaje a un trabajador….
¡Ambientazo espectacular en La Rosaleda!
Una ciudad entera entregada hacia la causa de estar en los próximos Cuartos de Final quería demostrar que, a pesar de la pobre imagen mostrada en Oporto, son un auténtico equipazo capaz de competir contra cualquiera.
Cientos de bufandas ondeaban al viento a la vez que millones de aficionados en toda España gritábamos la proclama de la contienda: “Si se puede”.
La vigorosidad y fuerza con la cual los portugueses iniciaron el encuentro hicieron aplacar el ánimo de una hinchada española que veía peligrar la ansiada remontada.
Con todo el talento andaluz que había sobre el campo únicamente se requería de una acción que devolviera a los nuestros la confianza perdida y el hecho detonante llegó, como suele ocurrir en estas ocasiones, en forma de injusticia.
Gol mal anulado al conejo Saviola que sirvió para espolear definitivamente a los nuestros y cambiar el devenir del encuentro.
Permítanme terminar este post con un sentido y sincero homenaje a un trabajador.
Entiendo que los focos, cámaras, imágenes y editoriales de todo el mundo hayan centrado sus miras en el Golden Boy, Isco, por haber sido autor del primer gol que empataba la eliminatoria o en Roque Santa Cruz que con un formidable testarazo desataba el júbilo en las gradas de La Rosaleda clasificando al Málaga CF para los Cuartos de Final de esta Champions League.
Sin embargo, en mi opinión – sin querer desmerecer el extraordinario encuentro de ningún futbolista del Málaga – el hombre del partido fue Jérémy Toulalan.
Partido perfecto del jugador francés.
Toulalan carece de esa plasticidad de movimientos que levanten el ánimo del espectador, tampoco es un prodigio técnico en su trato con el esférico, serán pocas las veces que le vean hacer un desplazamiento majestuoso de 50 metros o iniciar una galopada dejando rivales en la cuneta…
Sin embargo y a pesar de todas estas limitaciones yo quiero uno de “estos” en mi equipo.
Es un jugador con un concepto de juego privilegiado, siempre bien posicionado dentro del terreno de juego, experto en evitar todas las líneas de pase del “enemigo”, incapaz de negar una salida a todo aquel que requiriera una ayuda e idóneo metrónomo para marcar los “tempos” de un partido que él mismo dirige.
Recuerden amigos, para que los violas, violines y resto de instrumentos delicados suenen en su máximo esplendor deben ir siempre acompañados de bombos y timbales capaces de allanar el camino a los genios del balón.
César Labrandero.